El cáncer bucal afecta la porción frontal de la garganta, es decir, toda la parte visible de la boca hasta los labios.
La localización más común es el suelo de la boca, debajo de la lengua, la cara lateral de la lengua y el paladar blando. Es fácilmente visible a simple vista, tanto por el paciente como por el dentista o médico.
Los fumadores, personas que beben grandes cantidades de alcohol o mascan tabaco, constituyen la mayoría del grupo de riesgo.
El tipo histológico más común de este tipo de tumores es el tipo epidermoide, como el de piel y cuello uterino.
La inspección es el mejor examen. Un médico examina cuidadosamente el interior de la boca en busca de lesiones blanquecinas (leucoplasia) o rojizas (eritroplaquia). Al igual que en el cuello uterino, las células se pueden extraer raspando estas regiones alteradas y examinadas bajo un microscopio en busca de signos de malignidad.
Las lesiones premalignas ya están bien descritas y el diagnóstico precoz de este tipo de tumor es bastante posible.
Los principales factores de riesgo son: Edad; Historia personal y sexo.
La prevención del cáncer de boca incluye: Evite el consumo excesivo de alcohol; evitar el uso excesivo de pipas y cigarrillos; evitar la exposición al sol sin protección; evitar las dentaduras postizas que no se ajustan bien a la boca; mantener una buena higiene bucal, cepillándose los dientes 4 veces al día, preferiblemente después de cada comida; en frutas y verduras; realizar un autoexamen de la boca, buscando cualquier tipo de alteración como heridas, hinchazón o manchas.
Tratamiento
El tratamiento se realiza mediante radioterapia, quimioterapia o cirugía. Estos métodos se utilizan solos o en combinación. El tratamiento elegido depende de la localización del tumor y de su gravedad, en las lesiones iniciales.