El Karate es un arte marcial originariamente japonés, creado en la región de Okinawa, al norte del país. Una región comercial que tenía relaciones con Japón y China. Los habitantes de esta región, al estar muy influenciados por la cultura china, fueron los responsables del desarrollo del karate, practicado principalmente en el templo Shaolin.
En el siglo XVII, el arte marcial de origen chino ya se había desarrollado tanto que empezó a identificarse como japonés, conocido como “te”. Sus variaciones eran regionales, ya que se transmitían oralmente de maestros a discípulos. Los más conocidos estaban ubicados en el centro y puerto de Okinawa.
A finales del siglo XIX se simplificó para facilitar el aprendizaje y se llamó “karate”.
En 1900, cuando los japoneses emigraron a las islas hawaianas, el karate traspasó los límites de Okinawa. Allí se convirtió en un deporte. Pero su propagación aún tardó mucho en producirse en otras partes de Japón.
Reconocido como arte marcial por la Asociación Japonesa de Artes Marciales, en la década de 1930, el karate se apoderó de Japón y del mundo. Se establecieron algunas regulaciones para uniformar la práctica. El creador del judo, Jigoro Kano, influyó mucho en esta estandarización. De esta manera se introdujo el uso de kimono blanco y cinturones de colores, indicando la etapa en la que se encuentra el practicante: Cinturón blanco: principiante; Cinturón amarillo: 6to kyu; Cinturón rojo: 5to kyu; Cinturón naranja: 4to kyu; Cinturón verde: 3er kyu; Cinturón morado: 2do kyu; Cinturón marrón: 1er kyu; Cinturón negro: 1er dan.
La práctica del karate se mezcla con principios físicos y mentales. Estos principios son:
-
Esfuércese por la formación del carácter.
-
Fidelidad al verdadero camino de la razón.
-
Crea la intención del esfuerzo.
-
Respeto sobre todo.
-
Contener el espíritu de agresión.
En Brasil, el kárate surgió a principios del siglo XX, con la inmigración de japoneses. Su práctica se restringió a la enseñanza privada, como ocurrió originalmente en Japón: de maestro a discípulo. En la década de 1950 se abrió en el país el primer establecimiento dedicado a la enseñanza y aprendizaje del karate.
En la década de 1980, con la exitosa película "The Karate Kid", el kárate ganó atención como arte marcial entre los legos occidentales. La película cuenta la historia de un adolescente que, tras mudarse con su madre a otra región, sufrió ataques por parte de chicos. En ese momento conoce a un japonés que le enseña el arte del kárate para defenderse. Y lo consigue. La historia de la película cuenta las dificultades que se encuentran en el constante entrenamiento en este arte, donde el resultado es el control total del cuerpo y la mente de quien lo practica.
